La condropatía rotuliana es una de las lesiones más comunes en la actualidad. Es habitual la tercera y cuarta década de vida, en niños y adolescentes de crecimiento rápido, deportistas (en especial entre corredores de maratón), personas sedentarias que sobrecargan la articulación y más en mujeres que en hombres (posiblemente por la presencia de mayor anchura pélvica y el uso de tacones).

Es muy característico de la condropatía rotuliana que los dolores aparezcan cuando se dobla intensamente la rodilla (al subir/bajar escaleras o ponerse en cuclillas), al levantarse después de haber estado mucho tiempo en reposo (sentado en la oficina), al bajar cuestas, por la noche o después de haber mantenido doblada la rodilla mucho tiempo al dormir. Esos dolores son más o menos fuertes según el grado de alteración del cartílago. Hay 4 grados, siendo el I el más leve, con un reblandecimiento del cartílago y el IV el más grave, con la pérdida del espesor total del cartílago.

 

Causas que pueden generar en una condropatía rotuliana

  • Movimientos repetidos de la rodilla que provoquen compresión del cartílago o fuercen la articulación (correr, saltar, girar, etc)
  • Una estructura que provoque una mala alineación de la rodilla o de la posición de la rótula (pie valgo o plano, una rodilla con hiperextensión (genu recurvatum), pronación del pie excesiva, etc.).
  • Insuficiencia de la vascularización del hueso bajo el cartílago.
  • Factores hormonales, genéticos, de edad, etc, que facilitan la degeneración del cartílago.
  • Obesidad.
  • Problemas en el menisco.
  • Mal funcionamiento de la musculatura del muslo o de los ligamentos de rodilla.
  • Artritis, gota u otras enfermedades reumatológicas.
  • Una dieta alimenticia muy ácida.
  • Una inmolización mantenida que bloquea la nutrición del cartílago y fomenta la acumulación de cuerpos dañinos.
  • Situaciones de dislocación o fractura.
  • Tensiones laterales en la musculatura de la pierna que desplaza la rótula de su posición.

Tratamiento para condropatía rotuliana

En este artículo de nuestro blog puedes leer algunas recomendaciones que hacemos para evitar su aparición, pero una vez diagnosticado, es una lesión que hay que tratar. El tratamiento que puede recibir en Clínica VASS  puede ser tanto de Fisioterapia como de Osteopatía.

El tratamiento manual sirve para potenciar la propiocepción y la musculatura atrofiada (poniendo especial atención a cuádriceps, isquiotibiales y glúteos) y relajar la tensión tendino-muscular que pueda tener la pierna. Si hubiera inestabilidad en las articulaciones y/o un exceso de pronación en el pie se pueden corregir. El uso de vendaje funcional y Kinesiotape ayuda a mejorar el funcionamiento y reducir el dolor. Con Fisioterapia de Rehabilitación además se puede añadir electroestimulación y el uso del banco de cuádriceps Colson, En el caso de que los terapeutas lo consideren adecuado y siempre que no hay evolución de los síntomas mediante el tratamiento manual, pueden sugerir al paciente una consulta médica para que se valore si la lesión es apta para ozonoterapia e infiltraciones con Factor de Crecimiento Plaquetario.

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